Las cunetas de ciudades
Cuyas luces se pierden
Lejos y alto
Tras la vía del tren
Que la oscuridad menguante
De esta noche tranquila
Devora de a poquito
Tras la albor de este faro.
La calma abruma, el silencio
Fantasma irrumpe
En mis Venas…
Grillos, sapos, autos
De carreras ocultas.
Los seres de la horta,
El vendaval que crepita…
El cigarro que se apaga
En mi boca, la mañana
Son las venas que palpitan
Los recuerdos de la vida que me atrapa
Con el farol sobre y la luz, mi casa
Vistiendo el paisaje de mente
Con calma
Como desnudara a una mujer.
Y con el tabaco cesa…
¡Zas! Haz de luz, Un terrible resplandor
Sobre frentes, en los cielos.
Y las mujeres con niños en este andén
O solas, a parejas o amistadas,
Ancianos tristes y mayores que miran lados de la vía que
Del norte surge y al sur se esconde,
Hombres sin maleta o con
Y un yo de piedra, farol sobre,
Y a dos metros de la vía, tras la línea
Blanca. Como todos
Espero un tren…
¡Que llega!
¡Se acerca y crepita!
Respiro, levanto
Tomo aire, tomo impulso
¡Llega el tren!
¡Salto!
Cojemé de la mano y no saltes.
ResponderEliminarMe gusta este poema.