Sonaban mis pasos en mitad del silencio
Sepulcral.
En pos de la luz de allá,
Era tenue el rechinar
De metal, al camino se apagaba.
El suave tañer de mis cabellos,
Despegando y cayendo, do-re-mi,
Vierte la penumbra en sombra plena, diluidos
Rasgando la piel.
Si freno estos pasos muero.
Pronto efluvios de dolor
Libres de mi azul cabeza
Por cada poro de mi cuerpo forman:
La figura difusa en clave negra, sin vista,
De azul poroso junto sangre escondida.
Y reúno fuerzas por retirar el espeso líquido
Y verme a la luz de un comedor, y mirar arriba
¡Ver dos ojos!
¡Dos ojos!
¡Bang!
¡Se dispara mi faz!
FIN
“Y esto fue recuerdo;
Y ahora el hoy:”
No puedo dejar el caminar,
Aunque blando ceda
Ya sin encontrar mi faz…
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