Descansa, mi niña
Sobre el lecho tejido
Con néctar y ramas
Del árbol vespertino.
A la altura del sol
Proyectas tu sombra
Mezclada, enlazada
A las sombras nubosas,
Anaranjadas.
Los niños hablan, dicen
Que estás dormida, que oyen
Tu exhalar al viento.
Pero yo ascendí a tu vera
Para contemplarte….
Por los cabellos, tan morenos
Y enredados, fui trepando
Alto y alto. Sentí el viento
En la cara. La corteza
Me arañaba. Creí oírte
Inspirar… espirar…
Y allí estabas, tan blanca,
Vestida de musgo y savia
En silencio
Con los ojos abiertos, sin mirar
Pues era todo mentira,
No duermes, mi niña,
¡Mi niña, estás muerta!
Sin más.
miércoles, 30 de junio de 2010
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